Bitcoin volvió a romper su techo histórico con un salto intradía por encima de los 124.000 dólares antes de ceder parte del impulso. El movimiento estuvo acompañado por una toma de beneficios puntual y un rango más lateral, sin que ello haya alterado el trasfondo alcista que domina desde hace semanas.

En lo que va de ejercicio, la criptomoneda pionera acumula una revalorización cercana al 30%, en un contexto de euforia contenida en los mercados y creciente interés por los activos de riesgo. La capitalización del conjunto cripto se sitúa ya por encima de los 4 billones de dólares, con Bitcoin representando la mayor porción del pastel pese a haber cedido algo de cuota frente a las altcoins en las últimas jornadas

El salto hasta nuevos máximos ha sido impulsado por entradas sostenidas de capital institucional y por la normalización regulatoria. En Estados Unidos, la luz verde a los ETF de Bitcoin al contado y varias medidas de la administración para abrir la puerta a la inversión en cripto desde planes 401(k) han actuado como catalizadores adicionales. Al mismo tiempo, Europa ha avanzado con MiCA, un marco que aporta certidumbre a los emisores y a los intermediarios.

Además de los ETF, se observa un goteo de compras hacia tesorerías corporativas y gestores que incorporan la criptomoneda como activo estratégico de largo plazo. Datos recientes estiman que los inversores institucionales ya controlan en torno a 1,86 millones de BTC, frente a algo más de 1,25 millones a finales de 2024, reflejando un cambio de manos desde perfiles especulativos hacia tenedores de plazo más largo.

El papel de Bitcoin como reserva de valor vuelve a ganar importancia en un entorno de dudas sobre la inflación futura y tensiones comerciales. Las restricciones y costes sobre activos tradicionales como el oro han reforzado la narrativa de un activo digital sin fronteras ni aranceles, favoreciendo su demanda en carteras diversificadas

De los máximos a la toma de beneficios

Tras superar el umbral de los 124.000 dólares en la madrugada, el precio retrocedió alrededor de un 4% después de la toma de beneficios. La publicación de los datos de inflación de precios de producción en EE. UU. sorprendió al alza en julio (variación mensual del 0,9% frente al 0,2% esperado y del 3,7% interanual frente al 3% previsto), lo que reavivó dudas sobre el calendario de la Reserva Federal y enfrió momentáneamente el apetito por el riesgo.

Aunque las condiciones macroeconómicas siguen siendo favorables, los mercados de renta variable en EE. UU. alcanzan máximos históricos y las expectativas apuntan a un posible recorte de tipos en septiembre. La demanda institucional y la mayor claridad regulatoria continúan siendo factores que sostienen el precio de Bitcoin.

Los indicadores de actividad en el ecosistema muestran una fase de consolidación. Firmas de análisis on-chain detectan cierta desaceleración del momentum, menor crecimiento en las stablecoins, reducción en los flujos hacia grandes exchanges y tomas de ganancias, lo que indica un proceso de digestión de la subida sin comprometer la tendencia alcista.

La volatilidad de Bitcoin presenta una tendencia a la baja comparada con ciclos anteriores, con menos correcciones bruscas y un movimiento más estable. Esto indica una mayor madurez del mercado y una mayor presencia de inversores con horizonte de medio y largo plazo, lo que puede hacerlo más resistente a shocks externos.

Con una capitalización superior a 2,3 billones de dólares, Bitcoin sigue siendo el motor principal del mercado cripto, que en conjunto supera los 4 billones. Desde mediados de julio, ha habido un ligero giro de atención hacia altcoins, que han recuperado terreno, mientras Ether se aproximaba a sus máximos anteriores antes de corregir con el resto del mercado.

Para el futuro, algunos analistas consideran que un movimiento hacia niveles en torno a 132.000 dólares podría estar en juego, en función de la liquidez y la deuda en EE. UU. Escenarios más expansivos podrían acelerar esa tendencia, aunque también existen voces que sugieren que el mercado atraviesa una fase de toma de beneficios en la que podrían darse movimientos laterales o correcciones técnicas antes de nuevos impulsos.

Otra perspectiva a considerar es el aspecto de largo plazo: la oferta limitada de 21 millones de BTC, el proceso de halving y los ciclos de cuatro años mantienen vigente la expectativa de que, en los próximos meses, se pueda alcanzar un pico, con un posible inicio de un ciclo bajista en 2026 siguiendo patrones históricos, siempre con la cautela propia en un activo tan volátil.

A medida que avanza la fase de consolidación, la tendencia favorable parece mantenerse, condicionado a los datos macroeconómicos y las decisiones de los bancos centrales. La dirección futura dependerá de si el mercado reanuda la senda alcista con fuerza o si prolonga la fase de ajuste y lateralidad.

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